Conocer. Explorar. Comunicar.

La práctica comienza un día, y nos acompaña toda la vida. Cuándo y de qué manera ocurre esto, a veces puede no depender de nuestra voluntad.

Por esto mismo, nunca debemos dejar de atrevernos a explorar nuevos caminos que nos acercan a un estado de paz y bienaventuranza.


¿Por qué decidimos practicar?

A través de la práctica se abre frente a nosotros un sinfín de caminos: mundos internos que cambian nuestra visión de los mundos externos. La armonía y la sincronicidad; la interdependiente relación entre estas dos perspectivas. Es esto lo que nos lleva a un estado de comunión; donde todo se entrelaza universalmente.

La pausa efectiva

Saber cuándo parar a tomar un respiro, luego de una práctica especialmente intensa; lo artístico puede adoptar innumerables manifestaciones. La gentileza va acompañada de la energía sutil, aquella que no se mide con instrumentos físicos. Cuando la ruta es larga, las pausas se agradecen con cariño.

Encontrar el equilibrio.

Liviandad y ligereza, como la de la hoja que escapa del árbol para comenzar el viaje de su vida: la eterna aventura donde nos despojamos de todo aquello que no necesitamos, para abrazarnos a los que nos impulsa y nos mantiene con los pies sobre la cabeza.

"El viaje es personal; la lucha, individual. El recorrido sin una mirada clara y enfocada en nuestro objeto de deseo puede perder impulso y consumirse antes de su combustión. Permite que la energía se manifieste.".

— Yogaollan.eu

Todavía queda mucho por descubrir